Despedida de Diego Capel

Hoy me toca decir adiós al Sevilla y tengo la misma sensación de dolor que cuando dejé mi tierra, Albox, en busca de un sueño: ser futbolista. El destino quiso que cambiara Barcelona por Sevilla, La Masía por la Ciudad Deportiva, y echando la vista atrás creo que fue un acierto. En la cantera sevillista me formé como jugador y persona con la ayuda de mis compañeros y entrenadores.

 Debo dar las gracias a todos y cada uno de ellos, a esos grandes profesionales con los que he tenido la inmensa fortuna de compartir una etapa inolvidable y formar parte del mejor Sevilla de la historia.       

Ganar títulos es lo máximo para un futbolista y aquí he sabido lo que significa jugar en un grande. Y nunca olvidaré que como jugador del Sevilla he logrado otras metas sólo al alcance de unos pocos privilegiados como vestir la camiseta roja de la Selección española o ser campeón de Europa.

En mi corazón está grabada la última final, la Copa del Rey ganada en el Camp Nou, donde tuve la enorme fortuna de brindar el gol que abría el camino hacia la gloria a una afición que demostró como siempre su enorme categoría. Esa afición ha sido un apoyo constante, exigente pero fiel. Echaré de menos saltar al Sánchez Pizjuán y sentir su calor y su cariño.

Me voy con tristeza pero también con la cabeza alta, con la conciencia tranquila y con la satisfacción de haberlo dado todo por la camiseta del Sevilla. Por encima del acierto o la suerte en el terreno de juego, he intentado mantener un comportamiento profesional en los buenos y en los malos momentos, cuando me tocaba ser titular o cuando el entrenador prefería a otros compañeros.    

Quiero reservar las últimas palabras de esta despedida a mis compañeros de viaje más fieles: mis padres. Sin su amor y su valentía estaría perdido. Con ellos y con el apoyo de mi familia y de los grandes amigos que jamás me abandonan, me siento capaz de llegar al fin del mundo.

Pero no me voy tan lejos. La vecina Portugal y su capital, Lisboa, serán mi nueva casa y otro grande del fútbol, el Sporting, el equipo en el que intentaré seguir creciendo como futbolista. Ojalá el año que viene nos volvamos a encontrar con la música de la Champions de fondo.

Sevilla, ha sido un honor defender tu camiseta y un dorsal , el 16, que he intentado honrar por ser el que portaba un compañero al que quería y admiraba, un espejo en el que intenté fijarme, Antonio Puerta. Gracias por estos años maravillosos y mis mejores deseos para el futuro. Hasta siempre… 

            

Diego Capel        

Posted in: